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Hace más año y medio que nos cambió la vida, comenzamos a vivir de una manera totalmente diferente a lo acostumbrado, nuestra forma de trabajar y nuestra forma de estudiar cambio y así mismo muchos de nuestros hábitos cambiaron.

No ha sido fácil cambiar nuestra forma de vivir pero aun así no hemos esforzado bastante por hacerlo por el bienestar de todos. Podemos seguir algunas sugerencias para sobre levar la situación y hacerla más fácil:

 

  • Vivir cada día y concentrarnos en el presente, ya que no podemos planificar nada ante lo incierto del futuro de esta situación.

  • Reencontrarnos y reconocernos. Más que nunca nos contactamos con nuestra propia realidad actual, en el aquí y el ahora.

  • Compartir con quienes nos rodean del mejor modo posible, ser tolerantes y compasivos.

  • Aprender nuevas técnicas de relajación, como respiración y meditación. Hay tutoriales en internet.

  • Buscar actividades para distraerse del problema, que hagan enfocar la atención en otro tema, para no estar pensando en eso constantemente. Por ejemplo, escuchar música, salir a caminar,cocinar.

  • Organizar un horario que incluya actividades productivas de trabajo o estudio, recreativas y hacer cosas que gusten, como leer, pintar, jardinear o ver series y películas.

  • Aprovechar de ordenar, hacer los cambios o arreglos de la casa que nunca hay tiempo de hacer.

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5 posturas para disfrutar de la lectura, sin cansar la vista ni el cuerpo

 

  • «Adopta la postura más cómoda: sentado, tumbado, aovillado, acostado. De espaldas, de costado, boca abajo. En un sillón, en el sofá, en la mecedora, en la tumbona, en el puf...»

  • Así empezaba Italo Calvino su novela Si una noche de invierno un viajero. Y es que de formas, posturas y maneras de leer hay para todos los gustos. Sin embargo, si eres un lector empedernido como nosotros, seguro que te habrás encontrado más de una vez dando vueltas en el sofá o en la cama, en busca de tu posición de lectura ideal. Encontrarla dependerá del tipo de libro que quieras leer y de tus gustos o dolencias personales. Por ejemplo, no es lo mismo leer una novela de ficción para relajarte, que un libro para estudiar.

  • Sin embargo, hay algunas posturas más adecuadas que otras para proteger tanto tu espalda como tu vista. Queremos que disfrutes al máximo de tus lecturas. Por eso, hemos recopilado estas 5 posturas y consejos para que puedas leer sin cansarte. ¿Empezamos? ⤵️

  • Utiliza un sillón

  • El sillón orejudo es casi un emblema para los lectores, por dos buenas razones. En primer lugar, porque su estructura recoge muy bien el cuerpo. Y, en segundo lugar, también permite respaldar tus antebrazos o tus codos. Además, si quieres estar todavía más cómodo, puedes añadir un reposapiés para elevar tus piernas. En resumidas cuentas, si tienes la oportunidad de tener un sillón en el salón, es el mejor mobiliario para sentarte a leer de manera cómoda.

  • Con un atril

  • ¿Sabías que al tumbar la cabeza hacia abajo, puedes tener la sensación de que pesa hasta ocho veces más?  Esto es debido a que estás pidiendo un esfuerzo extra tanto a las cervicales, como a las lumbares, que puede terminar en cierto dolor en estas zonas. 

  • Si te gusta tomar notas y lees de manera habitual en una mesa, seguro que habrás notado ciertas dolencias en el cuello y en la lumbar. Para solucionarlo, la mejor manera es mediante un atril o un soporte para tu libro.

  • En la cama

  • La cama es uno de los espacios preferidos de todo lector. Sin duda, es una delicia darte estos minutos de pausa, para finalizar el día. No obstante, si quieres aprovechar al máximo tu lectura deberás vigilar tu posición. En primer lugar, si tu intención es leer, no te acuestes. Con la ayuda de unos cojines, deberás mantener una postura cómoda y erguida. Si notas que te despistas o que te duelen los ojos, puedes detenerte para hacer algunos estiramientos, beber agua y masajear la zona de alrededor de los ojos. Por otro lado, si tu intención es dormir... ¡Déjate llevar por las palabras y no te olvides de utilizar tu punto de libro!

  • En una silla

  • Otra postura perfecta para leer sin cansar el cuerpo es sentarte en una silla de manera erguida, como te enseñaban en clase: espalda recta y muslos en paralelo al suelo. De este modo, no vas a forzar ninguna parte de tu cuerpo y podrás disfrutar de la lectura durante largo tiempo (aún más si lo combinas con un atril).

  • Mantén una buena iluminación

  • ¿Y qué puedes hacer para proteger la vista? En todas las posturas que te hemos recomendado, es importante que siempre tengas cerca de ti una fuente de luz constante y suave. De este modo no vas a forzar la vista al leer y vas a poder estar más tiempo leyendo cómodamente y sin sentir pesadez o dolor de cabeza. En caso de que utilices un ebook o una tablet para la lectura, recuerda bajar al mínimo el brillo y adaptar la pantalla a un color cálido o sepia. Tu vista te lo agradecerá. ;) 

  • Sea cual sea el libro que leas, contar con espacio tranquilo ya sea en el interior de tu hogar o en el exterior, es esencial para zambullirte en él. Sin embargo, si tu intención es leer, ¡no te acuestes! Si te pones demasiado cómodo en el sofá o en la cama, le estarás mandando mensajes contradictorios: ¿quieres leer o echarte la siesta?

  • ¿Qué te han parecido nuestras propuestas? ¿Tienes algún truco más? Esperamos que estas 5 posturas para leer te inspiren y te ayuden a disfrutar al máximo de tus próximas lecturas. Nosotros haremos lo propio. ❤️

5 Tips para una comunicación asertiva

 

La Comunicación asertiva es una habilidad social fuertemente ligada a la inteligencia emocional que nos permite hallar la mejor forma de comunicar de forma efectiva y congruente nuestras ideas o forma de pensar con respecto a diversos temas sin que esto termine por perjudicar a otras personas a nuestro alrededor.

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3. Cuidar la comunicación no verbal:

Un 80% de la comunicación es no verbal y por ello es importante que cuidemos la forma en la que se expresa nuestro cuerpo: el modo en el que cruzamos los brazos, el movimiento de nuestras manos, la gestualidad de nuestro rostro, etc. Es recomendable que lo que expresamos guarde relación con la forma en la que se comunica nuestro cuerpo.

1. Escucha Activa:

En una conversación es vital que antes de dar nuestras opiniones, conozcamos el tema que se está tratando y prestemos mucha atención a los argumentos que exponen los demás, de esta forma podremos continuar el hilo de la conversación, ser oportunos y poder replicar adecuadamente.

2. Lenguaje Sencillo:

Debes expresarte en primera persona y a través de un lenguaje que resulte comprensible para tu interlocutor, de esta forma conseguirás trasmitir tus ideas de forma efectiva. Caso contrario, si usamos un lenguaje demasiado rimbombante puede que nuestras ideas se pierdan.

4. Sé empático

Ser empático se entiende básicamente como ponerse en los zapatos del otro, es decir, que es importante expresarnos abiertamente, pero siempre cuidando nuestro lenguaje para que no sea hiriente u ofensivo para con los demás. Todos merecemos ser escuchados y respetados.

4. Asegúrate de haber transmitido el mensaje con éxito

Ser empático se entiende básicamente como ponerse en los zapatos del otro, es decir, que es importante expresarnos abiertamente, pero siempre cuidando nuestro lenguaje para que no sea hiriente u ofensivo para con los demás. Todos merecemos ser escuchados y respetados.

No olvides poner en práctica estos increíbles tips que lograrán que incrementes tu confianza al hablar y llevarán al siguiente nivel la forma en la comunicas tus ideas.

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3. Reconoce tu miedo

Eres humano. Actuar como si tu miedo no existiera es sumamente contraproducente. No vas a ser menos fuerte ni serás menospreciado por sentir esta emoción. Da igual si el objeto de tu temor es insólito o te avergüenza, seguro que es comprensible y hay gente que puede apoyarte. Nuestro miedo no desaparecerá por mucho que lo ignoremos. Aceptarlo es el primer paso para superarlo.

4. Racionaliza tus miedos

El miedo al fuego es perfectamente comprensible si estamos ante un incendio. No obstante, si cada vez que encendemos la vitrocerámica pensamos que la casa puede arder, estaremos actuando de forma ilógica. Pensar en las posibilidades de que ocurran esos eventos y actuar de forma coherente nos permitirá alejarnos de procesos cognitivos desagradables.

5. Observa cómo afrontan sus miedos otras personas

Hay miedos relativamente frecuentes como el que se siente a ser despedido o a la sangre. No importa si lo que te provoca reacciones de pánico no es común, recuerda que esta emoción nos produce una sensación similar a todos. La diferencia está en la intensidad, que descienda nuestro nivel está en nuestras manos. Naturalizar nuestro miedo y observar que la gente puede convivir perfectamente con esta emoción y afrontarla es beneficioso para nosotros.

6. Mima tu autoestima

Algunos miedos, como el que sienten algunas personas a interactuar con los demás, son tremendamente frustrantes para sus víctimas. Esta dificultad puede repercutir negativamente sobre su autoestima y generar pensamientos como “soy un fracasado y un incompetente” o “nadie va a querer a un blando como yo”. De hecho, puede originar sesgos cognitivos que nos amarguen la vida inquietándonos ante la más mínima nimiedad.

En ocasiones, estas creencias sobre uno mismo son la causa de un profundo malestar que puede desencadenar problemas psicológicos graves. Los miedos no son incompatibles con la autoestima. Es preciso que tengamos en cuenta que cualquier persona puede tener miedo, es humano y nosotros somos lo suficientemente competentes para intentar buscar la mejor solución a cualquier adversidad.

7. Cuídate

Evidentemente, mimar nuestra salud mental y física repercutirá positivamente en todos los ámbitos de nuestras vidas. Adoptar unos hábitos saludables posibilitará que nos encontremos estupendamente y se eleve nuestra autoeficacia (siempre que no nos obsesionemos con temas como el deporte o la alimentación). Miedos como enfermar o disminuir nuestro rendimiento laboral decrecen si nos sentimos sanos y capacitados para cuidar de nosotros mismos.

 

8. No evites el objeto de tu miedo

Si por miedo a volar no cogemos un avión o por sentir terror al fracaso nos encadenamos a una vida mediocre, nos estaremos autoboicoteando innecesariamente. Puede que simplemente pensar en acercarte a lo que te angustia te cause un potente desasosiego. Probablemente, la evitación te resulta satisfactoria a corto plazo, pero sólo mantiene estas reacciones. Es indispensable que te enfrentes a tus miedos.

9. Prueba técnicas de relajación

Cuando esta emoción nos paraliza y sentimos unas ganas irrefrenables de salir huyendo, podemos emplear técnicas para mantener la calma como hacer ejercicios de respiración o contar lentamente hasta que nos sintamos mejor. De esta manera reduciremos los síntomas del miedo y nos distraeremos de los pensamientos negativos.

10. Proponte pequeños retos

Vencer el miedo requiere tiempo y un esfuerzo progresivo. Podemos empezar imaginándonos las coyunturas que nos espantan. Por ejemplo, si hacer deporte te da miedo, puedes comenzar imaginándote botando una pelota. Visualizarte realizando adecuadamente una conducta que te produzca tensión permitirá que adquieras seguridad.

Es probable que te cueste al principio, pero cada vez serás más capaz de verte ejecutando esa acción en la práctica. Esta es la base de las terapias de exposición, que presentan gradualmente estímulos que puedan provocar reacciones de miedo al paciente para que él aprenda a controlar sus emociones. Por ejemplo, una persona que tenga un problema con las serpientes puede comenzar viendo un dibujo de una pequeña culebra hasta encontrarse al lado de una cobra real.

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11. No te enfrentes directamente a tu peor miedo

Es admirable que decidas vencer el miedo, pero no es recomendable hacerlo de forma brusca. La exposición a los temores requiere un acercamiento progresivo y suele ser guiada por profesionales. Una confrontación demasiado brusca con el miedo en situaciones como tocar una tarántula o cantar en un escenario ante mil personas puede resultar totalmente contraproducente y desencadenar reacciones adversas.

12. Mantente motivado

Céntrate en las recompensas que vencer el miedo te aportará. Por ejemplo, si tienes miedo a los coches, reflexiona sobre lo grato que tiene que ser hacer un viaje largo sin depender de otra persona y lo maravilloso que sería hacer una excursión que siempre has deseado. Es complicado concentrarse en esto en el momento de sentarse en el automóvil. Pero si pensamos en el premio, no imaginaremos catástrofes ni nos distraeremos con otros pensamientos negativos.

13. Premiate por tus avances

Imagina que te agobian profundamente los ascensores y te desagrada pensar que pueden pararse. El día que subas en uno de ellos sin alterarte, te merecerás darte un capricho. Tú escoges si te prefieres concederte una bolsa de gominolas o ir al cine. Lo importante es que reconozcas tus méritos y mantengas las ganas de seguir avanzando.

14. Anota tus progresos

Llevar un registro de tu evolución te permitirá echar un vistazo a tu libreta cada vez que tu ánimo decaiga, ya sea por una situación que te haya producido miedo o por cualquier circunstancia, te permitirá sentirte orgulloso de tus adelantos y elevar tu autoeficacia. El progreso a la hora de vencer el miedo no siempre es lineal, puede haber recaídas. Aún así, es posible mejorar con perseverancia y determinación. Además, escribir sobre tus emociones te ayudará a desahogarte.

15. Apóyate en tus seres queridos

Tal vez tus amigos o familiares no tengan el mismo miedo que tú. Aún así, esta emoción no es desconocida para nadie. Comunicar cómo te hace sentir conducir con niebla o hablar con tu jefe te aliviará. Asimismo, es probable que tus interlocutores hayan pasado por experiencias similares y te den valiosas recomendaciones. Aunque simplemente con su afecto y su tiempo percibirás que tus recursos para afrontar cualquier adversidad aumentan.

16. Conversa con personas que compartan tu miedo

Encontrar a gente que pase por la misma situación que nosotros es beneficioso en prácticamente todos los ámbitos de la vida. Si creemos que lo que nos sucede es poco común y nos sentimos incomprendidos o nos cuesta hablar sobre estos problemas, hallarnos frente a otra persona que tenga que afrontar las mismas circunstancias (o comunicarnos con ella virtualmente) nos permitirá abrirnos y compartir experiencias que nos permitan adquirir estrategias que no se nos habrían ocurrido de otra forma.

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17. No temas las críticas

A veces, independientemente de que nuestro miedo sea montar en bicicleta, hablar inglés o caernos al suelo, no damos los pasos importantes para afrontar nuestras dificultades por las críticas ajenas si nos quedamos en el intento o nos equivocamos.

Todos nos tropezamos alguna vez. Lo más probable es que el resto de la gente no esté tan pendiente de nosotros como creemos. Y en el caso de que alguien hable mal sobre nosotros, perdemos más evitando cumplir nuestras metas que escuchando comentarios negativos.

20. Pide ayuda profesional si es necesario

Vencer el miedo no siempre depende por completo de nosotros mismos. Si tienes un problema como una fobia que te incapacite en varias áreas de tu vida, es recomendable que consultes a un profesional con experiencia como un psicólogo o psiquiatra.

No debe darte vergüenza a pedir ayuda a este nivel. Numerosas personas acuden a especialistas y consiguen grandes avances con sus problemas. Las terapias para vencer el miedo son realmente efectivas y están en continua revisión.

Muchas gracias por leer este artículo. Y tú, ¿te sientes capaz de vencer el miedo? No dudes en comentar si te has quedado con alguna pregunta o deseas hacer una aportación.

 

18. Saca partido a las nuevas tecnologías

Los avances tecnológicos nos posibilitan de muchas maneras a superar nuestros miedos. Ya existen terapias que utilizan la realidad virtual para exponer a los pacientes al objeto de su pánico de forma segura y eficaz. Aún así, no hace falta ir tan lejos. Podemos descargar apps ideadas con este fin.

Por ejemplo hay apps diseñadas para las personas que se sienten aterrorizadas cuando tienen que viajar en avión. Éstas aplicaciones aportan datos sobre la seguridad del viaje u ofrecen ejercicios que reducen la ansiedad. También es posible encontrar alguna para favorecer que los niños superen el temor a la oscuridad mediante juegos u otras para que superemos nosotros el miedo a hablar en público.

19. No te fíes de cualquier fuente

Hay una notable cantidad de información en Internet sin contrastar sobre asuntos que incrementan nuestros miedos (y sobre todos los temas, en general). Por ejemplo, si te agobian profundamente las enfermedades o los atentados, no hagas caso a la mayoría de los datos alarmistas y poco recomendables. Este barullo de referencias incoherentes dificulta que comprendamos adecuadamente determinados temas y a veces nos incita a tomar decisiones erróneas.

 

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